lunes, 3 de mayo de 2010

En el fin de la senda

Sólo si pudiera abrazarte con mis besos,
sujeta a mis brazos,
con un centello de dicha eterna
y más allá de los sentimientos.

Hubo tiempos que estuve preparado para todo,
con un ejército de deseos,
una armada completa de ilusiones,
derrotados tan fácil por tu mirada.

¿E importaría cuántas palabras pronuncie?
Si al final no existirá nada más que momentos,
que cuando voltees hacia atrás,
te des cuenta, de lo que pasó intrascendente
de lo que en verdad, alguna vez, fue real.

Y te hubiese seguido al fin del mundo de ser necesario,
por ti cada palabra hubiera pintado finales maravillosos,
pero cada poema que la felicidad intentó crear,
ya no quiso otra vez enfrentarte y volverlo a intentar.

Empiezo a consumirme,
incendiándome en pasiones reprimidas,
sentimientos que anhelaron fugarse
y que, ni con agua de llanto pudieron silenciarse.
Enrique R

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué pienso? me gusta. Creo que por lo general ese "fin de la senda" cambia automáticamente a ser "principio" pero por lo general, no siempre... mientras tanto, que los versos liberen presiones que parecen desgarrar el alma. (Mi opinión claro!)

Un gusto encontrar tu espacio.
Beso.

L dijo...

Qué gusto leer ese poema.. Qué gusto encontrar este blog.

Saludos

L